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Historia del Municipio

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Suances desde su prehistoria

Fueron su privilegiada situación y la presencia del estuario, rico en recursos naturales, los que hicieron de Suances un enclave de especial interés desde los primeros momentos de la Prehistoria. La presencia humana queda atestiguada durante el Paleolítico Inferior (Achelense, más de 100.000 años) donde cabe destacar la cueva de Las Brujas, situada en la Gerra, que conserva, aunque modestas, manifestaciones de arte rupestre, que consisten en signos que se realizaban deslizando las yemas de los dedos sobre la arcilla fresca de las paredes y techos de la cueva (técnica denominada Macarroni, también utilizada en la vecina cueva de Altamira). Podemos destacar también el hallazgo de un taller de sílex en la playa de Los Locos.

Recientes excavaciones han sacado a la luz un interesante yacimiento, El Castro de Hinojedo, un asentamiento humano al aire libre, que se ha manifestado como una de las principales fuentes de información acerca del Calcolítico regional (4.000 años) y, más en concreto, sobre uno de sus aspectos menos conocidos, el hábitat. De cronología algo posterior es el puñal de Hinojedo, una pieza de bronce de gran belleza. Su tipología – enmangue de lengüeta con remaches – nos retrotrae a momentos de la Edad de Bronce (3.000 años).

El poblamiento durante la Edad de Hierro (2.500 – 2.000 años) se confirma en el Castro de la Masera entre Hinojedo y Cortiguera. En la cima del mismo se encuentra un castro en el que todavía podemos observar algunas terrazas defensivas. En él se han hallado cerámicas hechas a mano y a torno, lo que ha permitido constatar su atribución cultural a momentos próximos a la romanización. ¿Sería este el lugar donde vivieron los blendios mencionados por Plinio el Viejo en su “Historia Natural”?

Romanización

Suances, considera el antiguo “Portus Blendium” de los romanos, como así parecen atestiguar las diversas excavaciones realizadas en la zona de la iglesia, habrá de ser, según los especialistas, el punto final de la calzada romana que unía la meseta con la costa, recorriendo el norte de Palencia y descendiendo por la cuenca del Besaya – zona del asentamiento de los llamados Blendios – llegaba al Cantábrico. Este es el puerto de Suances en el que desembarcarían las tropas aquitanas que lucharon en las guerras Cántabras y aquí se embarcaría el mineral extraído de las minas de Reocín y Mercadal. Los hallazgos arqueológicos sitúan en el antiguo puerto en la zona conocida como “El Esquilar”, junto al barrio de Santiuste de Suances.

De la Edad Media hasta nuestros días

En la Alta Edad Media, este municipio pertenecía administrativamente al valle de Marina, uno de los que componían la Merindad de las Asturias de Santillana. El documento más antiguo que podemos encontrar está fechado el 28 de marzo de 870 y procede del Cartulario de Santillana, en él se hace alusión a una villa que llamaban “Suancies”. En época de los grandes señoríos monásticos, Suances y su puerto dependían de la abadía de Santillana, documentándose una gran actividad pesquera en el siglo XII. Del siglo XI son las ruinas encontradas en Cortiguera, que deben pertenecer a la antigua iglesia de Santo Domingo de la Barquería (1.078) junto a la que se excavó también una necrópolis medieval similar a la localizada en Hinojedo. En la Baja Edad Media, Suances queda vinculada a la poderosa familia de la Vega, que entrará en conflictos económicos con la Villa de Santander por el control del puerto de Suances, motivo por el que se construye en el puerto la torre señorial de San Martín de la Arena a comienzos del siglo XV hoy desaparecida. A partir del siglo XVI, el puerto de Suances tendrá una gran actividad comercial, que alcanzará su máximo esplendor en los siglos XVII y XVIII. A mediados del siglo XIX comienza a generalizarse en la villa la práctica de los baños, siendo las playas de Suances el mayor reclamo turístico del municipio, atrayendo a los veraneantes de la época que comienzan a construir los primeros chalets y villas de recreo. Y es ya en la segunda mitad del siglo XX cuando se consolida como uno de los destinos más solicitados de la oferta turística del norte.

La Torre de San Martín de la Arena

En 1.403 la poderosa Casa de la Vega estableció sus intereses en la desembocadura de la ría de San Martín de la Arena, habiendo comprendido que la situación de esta entrada marítima resultaba perfecta para expansión y mantenimiento de su feudo, ya que ésta era la desembocadura de la ría que comunicaba la costa y la meseta. La Casa de la Vega entrará en conflictos económicos con la Villa de Santander, siendo este motivo el origen de la construcción de la que habría de ser la torre de San Martín de la Arena.

Es Diego Hurtado de Mendoza, esposo de Leonor de la Vega y Almirante Mayor de Castilla, quien consigue que la Abadía de Santillana del Mar le proporcione la tierra en la que asentar una población y levantar una torre defensiva, a cambio de curato de la iglesia de San Cristóbal, de Ongayo y de tierras en Hinojedo, con la condición de que los pobladores fuesen sufragáneos de dicha iglesia. La torre de San Martín de la Arena, hoy desaparecida, habrá de ser, con el paso del tiempo, testigo mudo de numerosas y violentas incursiones de piratas y corsarios que, ávidos de botines y necesitados de avituallamiento, solían frecuentar la costa.